El latir de corazones. Imágenes Pixai.art

Con los colores despiertos de un instante, el viento respiraba el presente desde un pensamiento milenario dormido en la distancia. A otro lado, mil mundos florecían dejando huellas en las huellas, sueños en los sueños. Todo iba a la par, casi fundidos en la sospecha de una eternidad posible. Tras la sonrisa de una vieja inocencia, ponemos los ojos en lo concreto del día que despierta y echamos a deambular, como esperando encontrar todo aquello que sucede más allá de la mirada y el latir de corazones.