miércoles, 3 de diciembre de 2008

Monólogo a tus lentes y a la tarde(1)


Monólogo a tus lentes y a la tarde (1)
El elegante grito de las sombras le hace despertar. Tiene los ojos pasmado de tanto mirar su lejana esperanza.Su cara está perturbada aun por el espanto. Hay un olor en el ambiente que le rompe la incomprensión. Su corazón aún palpita dentro del cántaro oxidado encima de la nevera.Revisa sus bolsillos. Los dos del frente del pantalón no tienen frontera, así que cuando sumerge su mano esta va a parar en sus muslos tibios aún de su último viaje. La saca rápidamente y va con más prudencia hacia los bolsillos posteriores. A la derecha hay solo un rollo de servilletas blancas(lo supo por el recuerdo, no porque la mirara esta vez)...A su izquierda, una cartera de cuero marrón. En el interior de esta solo un par de fotos 2x2 de la que no vale la pena mostrar ni en pensamientos...Mientras se pone de pie devuélvela a su morada...Deja escapar un suspiro y mira a lo lejos su cercana tristeza.Recorre su vista lo que queda por mirar: Un nido de vidrios rotos y cartones húmedos le arrancan palabras sordas; los espejos recocidos que cuelgan en un lado y otro como queriendo retener la luz, y la presencia solitaria de la soledad. Sacude la pereza y lleva su mano(puede que la derecha) a su barbilla y sus ojos giran en torno de un vacío involuntario que bien podría convertirse en la próxima idea para galopar sobre el tiempo intransitable que le pide cuentas a cada amago del reloj..."la culpa es del vacío"--dice, y las palabras con voz de espada que razcan en cada tránsito una canción a sus grises y resalidas venas parecen sonreír..."tiene que existir algún modo para olvidar los números y la moral"--deja escapar quedamente, cosa que no la atrapen la tropa de zancudos que danzan en éxtasis ciego su componenda de beber de aquel esquelético río la última gota de aliento.--Me gustaría volar sobre esos mares, victoriosos de olas y sal en sus entrañas, con la desgastada compañía del viento. Y romper la lejanía, mientras la tormenta derrite los últimos anhelos de ver salir el sol. Soy un viejo soldado de plomo. Que alguna vez fué tan joven como la juventud. Me gusta ver correr las flores de jardín a jardín, y dejarme arrastrar por la muchedumbre hasta la orilla del mar. Le temo a los gusanos de seda. "Puede que sea envidia y no miedo" --Me dijo un psiquiatra a quién le vendí dos papalotes para tres sobrinos suyos, a las cuatro de la tarde de un jueves sombrío..."Tienes que batir el 'abaco y dejar que se pose lo turbio en la profundidad para sacar conclusiones"--También me dijo. Y ya no supe más de él. Y tú no estás aquí para mirar lo que hago con lo poco que soy!. Qué amor me prometiste para quedarte varada a lo lejos, hablando con la sombra pasajera que desvisten los montes cuando muere la tarde!! Deberías dejar crecer tus alas y desplegar los colores que visten de música tu esencia y venir para que ya no sea tan inmenso e intransitable el destino y la ausencia. Aunque más que alas,necesitas escamas. Convertirte en sirena y beberte la distancia y el vacío. Esconderte del viento mientras armas caminos y senderos por donde podamos forjar canciones nuevas y muros de algodón. Construir un nido en medio de ese incomprensible desierto teñido con el color que solo puede ser la vida misma. Paradoja que ahoga la pesadilla,y quita las máscaras al pensar incoloro. Como el tuyo. Como el mío. Y dices a esas golondrinas de invierno que merodean tu antro que "he dejado un montoncito de palabras a la puerta y me fuí para no sumergirme en la sonrisa de tu pelo ensortijado"...

2 comentarios:

  1. Que buen texto caminate, es tuyo?, precioso.
    Un abrazo grande!
    y buena música!

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  2. Busco encontrar la imagen con la palabra y la palabra con la imagen. es un proyecto charlotte.

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