Tenía una única mirada. Y no era un ver ni un mirar. Ojos hechos para volar. Para correr con el sol por lejanos senderos, mientras el cuerpo transita por la cotidiana forma del espejo. La eternidad es un destino incierto. Hablo de la vida. La pirámide. El hombre. La eternidad. El reflejo inconcluso del sueño. El pasar sobre puentes intangibles aportando el mar desde el silencio. Tenía una única mirada. Hablo del destino.
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