martes, 16 de febrero de 2010
El circo de la vida
Ayer, en barquitos de papel,
Ibamos por los siete mares.
Hoy nos ahogamos en las gotas de lloviznas cotidianas.
El baile nos eleva sobre el viento.
Se fué la inocencia.
Saltar sobre el reloj.
Girar sobre los caminos empedrados de flores de papel.
Cada paso. Una espina. El hombre, entonces,
Se convierte en asfalto.
Maquilla su mirada. Maquilla sus palabras.
Se hace estatua en los parques,
Sumergiéndose entre un millar de palomas
Y perros cansados
Que ya no ladran a la luna.
Contorsiona entre los fríos bancos milenarios.
Y luego la noche.
Equilibrista de sueños ambiguos.
Sale a la calle
Pregonando nuevas alegrías. Sonrisas y emociones.
Y regresa prematuramente a su nido
Sin aliento.
Le esperan mil espejos tras la puerta.
Se cierran las paredes. Solo ruidos lejanos.
Los mismos de ayer y del día tras-anterior.
Entre colores y malabarismos huecos...
El circo de la vida.
Ayer, en barquitos de papel,
Ibamos por los siete mares.
Hoy nos ahogamos en las gotas de lloviznas cotidianas.
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No sé si los montajes fotográficos son tuyos, así como el texto, pero ambas cosas son una pasada.
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