Pasarela sobre el asfalto.
Por todas las calles de todos los sueños van despiertos, como huellas milenarias, voces y susurros. Luego ya se regresan, con el ocaso, al nido. En otros tiempos los autos eran caballos, mucho antes hombres sobre su propio andar. Aquellas calles dibujadas por los pasos frecuentes bordeaban el pasto, la hierba, la tierra dormida, la canción del viento. Así, luego, lueguito, tendremos alas y los caminos y las huellas carquearán las nubes, el azul del cielo. Es así la historia, o así parece ser. Ayer, hoy, mañana.
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