miércoles, 30 de julio de 2008

un cuento para el transeúnte.


me he creido un sueño aquí despierto en medio de la noche.
pero no quiero contar historias y estrellas hoy.
quiero armar la vida de otro modo. contar los segundos,
eso sí. que el tiempo no angustie mis angustias.
despeinado en medio del espejo respiro. miro la sonrisa
de la imagen. presiento que ha de ser largo el camino
si no vuelvo la mirada de mis pasos.
tengo la ilusión de vestir mis ruinas
y mis silencios. recoger la ceniza,
amar lo que el amor permita. o simplemente sentarme
ante otras canciones
que le lleven un nuevo aire a mis ahogos.
esto no tiene forma me digo. podría muy bien borrarlo todo.
pero no.
a quien podría engañar con formas justas,
o paredes blancas.
ha pasado un minuto. la noche es el reloj.
se ha roto el espejo. y mi rostro es una arruga que regresa a la cuna,
como un beso.
alrededor está el camino. yo soy el caminante. eso creo.
creo que eso soy. pero es un dialogo seco
el que me hago beber.
así que les presento credenciales.
he perdido mi corbata subiendo la escalera.
no tengo cuenta bancaria.
soy un fantasma de alas blanca. concreto y neón.
tengo piernas cortas,
y me gusta el verde del barrancolí...
los pies inverso de la ciguapa...
el canto de cansados cuerpos.
y el café a toda hora.
sabina en algun instante. donna sommer siempre.
on the radio. pastillas para no soñar.
y dibujar las cosas que no me pasan mientras
vivo estatuado en cualquier lugar,
viendo la vida correr mientras escondo
la inocencia,
por si mañana vuelvo a ser el niño de sal,
que vuelve la mirada a la mirada
y sueña con cocuyos y serpientes...
mucho gusto.
y ya que casi nos conocemos,
préstame algunos pesos, o dale de comer a mi tentación,
algunos pensamientos
que ya no recuerdes. toma esas cosas sobre la mesa
y no olvides irte, porque aquí no cabemos más que yo
y mis costumbres.
dejame tocar tu cabello si es que aun no es otoño en tu espesura,
y mira estos surcos en mis palmas.
hablan del destino o del pasado.
no sé. y ya que te vas apenas llegando
apaga esa lámpara de gas
que alumbra el pertrecho que has bordeado.
toca esa cruz blanca detrás de la puerta de salida
y que dios te lleve
allá donde vayas.

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