viernes, 29 de agosto de 2008
Tiempo ante la t.v.
Pensaba, solo por pensar, el tiempo que me he pasado ante la pantalla de un televisor.
Y me pregunto qué tan útil ha sido eso de embrollarme con todas esas historias, con
todas esas vidas que de algún modo se volvieron la mía. sus lágrimas mis lágrimas,
sus acciones las mías...Qué pude haber hecho con todo ese tiempo que le diera un
valor diferente a todo lo existencial.
Un libro en vez de la tv
las calles en vez de la tv
la playa en vez de la tv
el parque en vez de la tv
la lluvia en vez de la tv
una llamada en vez de la tv
chiqui-chiqui en vez de la tv
practica de deportes en vez de la tv
billar en vez de la tv
caminata por la orilla del mar en las tardes en vez de latv;
cinemateca en vez de la tv...
en vez de la tv,
otras pantallas menos absorventes...
Horas. Me pregunto las cantidades exactas de horas
que quedé inmerso entre esa telaraña, especie de
manzana-serpiente, de ambigüedad inclemente.
Voz cadenciosa que invita a echar las alas
por el piso y ver volar...
Soñar paralizado...siendo como una mariposa
perdida en medio de la noche, envuelta
por esa luz que confunde
y embriaga a la vez...
Y luego encumbrar el vuelo hacia cualquier lado,
distraído,
porque ya todo había pasado en la pantalla...
y ahora era la vida!.
con menos voces. la vida
con menos velocidad. la vida
con menos oportunidades. la vida
con menos luz. la vida
con más ruidos y menos música. la vida
con calles más estrechas. la vida
con menos paisajes. la vida...
ordenar todo esto, en este punto de la existencia,
requiere de más de una mirada.
porque entre la vida y la tv...
Con cuál quedarse?
sábado, 23 de agosto de 2008
manojos
pues hoy ha estado algo serio el día. Lloviznas. nada de sol. Me concentré en ver una mirada en la palma de la mano. Caracolas que traje de mi montecristi natal en el último viaje que dí. Pero(siempre hay un pero) mi cámara fotográfica no tenía baterías. (Mi pereza no tiene madre).
Así que he puesto mi mano ya decorada sobre el scanner. Y miren no más...Espero que les guste.
Así que he puesto mi mano ya decorada sobre el scanner. Y miren no más...Espero que les guste.
miércoles, 20 de agosto de 2008
En cada paso
Dejemos en silencio las palabras alguna vez.
para oír mejor lo que nos dice el viento
que le decimos.
Seamos parte
de aquello que
queremos ser,
sin que se vuelva
sordo el parecer
de que ya somos
lo que aspiramos.
Cambiar de
espejos de vez
en cuando
no está de más.
A vece se vuelve
vicio el mucho
mirar lo mismo.
y a las tantas veces
ya no percibimos
los pequeños cambios.
El sol viste el camino
cada nuevo amanecer. Así cada camino es nuevo para cada nuevo día.
Me tientan estas palabras. Pero no sirven más que como forma de tocar la realidad que
nos presenta el día. Afuera no solo hay sueños. También hay pesadillas y pescados podridos y
semáforos en rojo.
Y cántaros.
Y pregoneros
Y fábulas
Y banderas ondeando
Y zapatos viejos en los tendidos eléctricos
Y parques grises cargados de espíritus rotos
Y cementerios adornados de perros y lirios blancos
Y transeúntes sudados con periódicos debajo del brazo.
Y humos de oxidadas chimeneas
Y barquitos de papel
Y bachata
Y películas pirateadas
Y miradas perdidas sobre el tiempo que se ha ido sin saber
Y paredes cargadas de insufribles graffitis
Y carteles gigantes con manzanas jugosas y serpientes doradas
Y otras tantas cosas y otras más...
Es por eso que le enseño la mirada que me ha dado la esquina
En que dobla mi frente al lanzarme al destino
De nacer y morir en cada paso.
para oír mejor lo que nos dice el viento
que le decimos.
Seamos parte
de aquello que
queremos ser,
sin que se vuelva
sordo el parecer
de que ya somos
lo que aspiramos.
Cambiar de
espejos de vez
en cuando
no está de más.
A vece se vuelve
vicio el mucho
mirar lo mismo.
y a las tantas veces
ya no percibimos
los pequeños cambios.
El sol viste el camino
cada nuevo amanecer. Así cada camino es nuevo para cada nuevo día.
Me tientan estas palabras. Pero no sirven más que como forma de tocar la realidad que
nos presenta el día. Afuera no solo hay sueños. También hay pesadillas y pescados podridos y
semáforos en rojo.
Y cántaros.
Y pregoneros
Y fábulas
Y banderas ondeando
Y zapatos viejos en los tendidos eléctricos
Y parques grises cargados de espíritus rotos
Y cementerios adornados de perros y lirios blancos
Y transeúntes sudados con periódicos debajo del brazo.
Y humos de oxidadas chimeneas
Y barquitos de papel
Y bachata
Y películas pirateadas
Y miradas perdidas sobre el tiempo que se ha ido sin saber
Y paredes cargadas de insufribles graffitis
Y carteles gigantes con manzanas jugosas y serpientes doradas
Y otras tantas cosas y otras más...
Es por eso que le enseño la mirada que me ha dado la esquina
En que dobla mi frente al lanzarme al destino
De nacer y morir en cada paso.
domingo, 17 de agosto de 2008
Intangible
viernes, 15 de agosto de 2008
Calendario para un día de fiestas.
Nos escapamos de la barbarie
Desnudos.
Dejamos las cuevas a las serpientes.
Fuimos a calmar la sed
A un río de agua dulce.
Allí nace el espejo. Nos encontramos
Con lo que somos fuera del pensamiento.
Y luego ya no fue igual.
Así que tomamos un lugar
Que llamamos nuestro.
Mío.
Y surge como un fénix
El ego. Y la ceniza se hizo fuego.
Y humo...
Hicimos graneros para guardar alimentos,
Para el invierno;
o para la sequía.
Pero también guardamos pensamientos
Marañas y miradas.
Era la aparición de la angustia.
Y luego construimos,
Con la angustia y el ego:
Vimos las aves
Y quisimos volar.
Y en tanto nos comimos el ave;
Vimos sonrisas y juegos:
Así que emparcelamos lo ludico y la lluvia.
Entonces fue el asfalto.
Y el circo.
A estas alturas miramos la inocencia
Como un peligro:
Nos ponia en un mundo bizarro
Fuera del gris y del concreto...
Y entonces la democracia
Se presentó de faldas blanca
Y coqueta...
Solo el caos ha permitido respirar.
Y la memoria.
sábado, 9 de agosto de 2008
Un canto
Un canto es un suspiro en medio de la niebla.
Un grito silencioso a la voz hueca que nos tapa el camino.
Un salto sobre el muro
Un golpe ciego al cuerpo que nos llama por su nombre.
Una lágrima en medio de la lluvia
Para llegar al mar despierto.
Alas de concreto para ser tránsito pesado
Con el viento
Por el viento
En el viento.
Plumas en los sueños,
Y un nuevo amanecer en nuestras venas
Manantial o risa.
Ternura o huesos calcinados.
Gemir en la tormenta,
Despierto ante el trueno.
Porfiar por un beso
Al caer la tarde.
Un gesto al camino
A nuestros propios saltos.
Un canto.
Un canto es correr sobre los espejos
Por quebrar la noche
Y no ser dormidos entre enredaderas
Y rezos de hienas.
Hablar con las piedras,
Correr con la luna
Vestidos de arena.
Sal para el regreso
Mirando el desierto.
Amar la paciencia
Apostar al hacha que dobla el hechizo...
El canto es el regreso
A la cuna en calma
Aunque todo ajados
De zarpazos inciertos
De alguna nostalgia
Sobre nuestros pasos.
Un canto es...
viernes, 8 de agosto de 2008
EL SUPER SANCHEZ BUSCA RETENER SU CETRO EN BEIJING 2008
Preguntas del viento
miércoles, 6 de agosto de 2008
caminando en la ciudad.
he tomado todo el sol del dia. En el malecon, a un paso del mar caribe.
buscando en la distancia. hacia adentro. a lo lejos.
al frente del palacio de bellas artes. que se ha estado reparando.
en la plaza de la cultura. aprovechando unos murales para un atractivo fondo.
raro collage de la puerta del conde y la bandera a lo alto. El sol estaba radiante a eso
de las dos de la tarde.
buscando en la distancia. hacia adentro. a lo lejos.
al frente del palacio de bellas artes. que se ha estado reparando.
en la plaza de la cultura. aprovechando unos murales para un atractivo fondo.
raro collage de la puerta del conde y la bandera a lo alto. El sol estaba radiante a eso
de las dos de la tarde.
lunes, 4 de agosto de 2008
Coronas de espinas.
Cada día nos da razones nuevas para salir a la vida.
Y nunca vamos solos:
Llevamos una mirada,
Un aliento,
Y un plan para ponernos
de frente a nuestros sueños.
En algún momento elegimos un camino,
O el nos elige a nosotros.
Cuando queremos que nuestras
huellas se marquen en el asfalto
debemos caminar en silencio.
Y respirar profundo.
Y en todo,
Siempre volveremos al principio.
cada noche volvemos a la cuna.
Nos espera la inocencia.
La mayoría de veces no la vemos
o no le ponemos atención
porque estamos cargados de ambiguos discursos.
Sobre cualquier cosa.
Sobre cualquier cosa.
Y echamos a un lado a esa parte de nosotros,
La más fiel
Y nos vamos a soñar con la luna,
O a tejer coronas de espinas...
domingo, 3 de agosto de 2008
La cigüapa
Pies inverso, larga cabellera. mujer de siempre
que tienta en los caminos
cuando la noche lleva rostro de luna
y ladran los perros.
Más ruido hace el río,
Menos brilla el sol que sus ojos.
Hablar?, no no habla,
solo silba. deja escapar un tono afable
con sus labios entrecogidos.
Cigüapa. Cigüapa. No recoge un largo vestido,
al moverse entre el follaje,
sino su cabellera...
Mujer. De ojos vidriosos.
Mujer...
Un gran perro blanco,
Otros dicen que es perra.
Yo no sé.
Yo no sé
Si es hembra o perro.
A quién importa!!
A quién importa!!.
Busca los hombres que se bañan en los ríos en plena noche,
Busca compañía.
Busca en los hogares, moviéndose rápidamente
de una esquina a otra,
Quizás un pedazo de pan.
O el calor del fogón
que aun tiene brazas...
Dicen que duerme en cuevas,
Acurrucándose sobre su propia cabellera...
Su soledad infinita
se arredra a sus ojos enormes
Que brillan
Siempre a punto para el llanto...O al alegre gemido
De un niño perdido en sus propias
formas...
Y yo, que nada sé
Solo digo lo que he oído.
y callo.
sábado, 2 de agosto de 2008
No estamos solos.
Hay letras. Y hombres.
Por todos lados.
Hombre y letras.
Y asfalto.
Y espejos.
Hay ojos por todos lados.
Y miradas.
Y huellas de luz.
Y tardes.
Y Canciones sin madrugadas.
Hay cuerpos por todos lados.
Y abrazos.
Y humedad paralela.
Y escorpiones.
Y hay caminos.
Hay cielos por todos lados.
Y la brisa que toca y se va.
Respiración y fábulas.
También acordeones.
Hay silencios por todos lados.
Y palabras mudas.
Hay manos que gritan.
Y hay gestos de paz.
Cuando la lluvia es la esperanza.
Hay voces.
por todos lados.
Y espejismos.
También besos.
Y hay vida en todos lados.
Hay sueños.
Por todos lados.
Y oraciones.
Hay un nuevo renacer.
Para las horas muertas.
Y Sonrisas.
Hay caminos
Y caminantes.
Que van y vienen
Sin ver el mar.
Porque son olas.
Remos y barcas.
Hay universo
Hay flor.
Primavera también hay,
Y estamos todos.
Niños de barro
Prestos a abrir la puerta
A los que pasan.
Caminar con ellos,
Y pedir compañía.
Hay flores y caracolas.
Y estamos todos
Girando juntos.
Hay una historia nueva
Para cada día.
Para cada tropiezo.
No quitemos la vista
Al horizonte.
No estamos solos..
No.
viernes, 1 de agosto de 2008
HAY UN PAIS EN EL MUNDO
Pedro mir (1913-2000) es nuestro poeta nacional. Y este poema se considera uno de los cantos más fundamentales y dignos que ha sido escrito para nuestra república dominicana... Hay un país en el mundo
Hay
un país en el mundo
colocado
en el mismo trayecto del sol,
Oriundo de la noche.
Colocado
en un inverosímil archipiélago
de azúcar y de alcohol.
Sencillamente
liviano,
como un ala de murciélago
apoyado en la brisa.
Sencillamente
claro,
como el rastro del beso en las solteras
antiguas
o el día en los tejados.
Sencillamente
Frutal. Fluvial. Y material. Y sin embargo
sencillamente tórrido y pateado
como una adolescente en las caderas.
Sencillamente triste y oprimido.
Sinceramente agreste y despoblado.
En verdad.
Con dos millones
suma de la vida
y entre tanto
cuatro cordilleras cardinales
y una inmensa bahía y otra inmensa bahía,
tres penínsulas con islas adyacentes
y un asombro de ríos verticales
y tierra bajo los árboles y tierra
bajo los ríos y en la falta del monte
y al pie de la colina y detrás del horizonte
y tierra desde el cantío de los gallos
y tierra bajo el galope de los caballos
y tierra sobre el día, bajo el mapa, alrededor
y debajo de todas las huellas y en medio el amor.
Entonces
es lo que he declarado.
Hay
un país en el mundo
sencillamente agreste y despoblado.
Algún amor creerá
que en este fluvial país en que la tierra brota,
y se derrama y cruje como una vena rota,
donde el día tiene su triunfo verdadero,
irán los campesinos con asombro y apero
a cultivar
cantando
su franja propietaria.
Este amor
quebrará su inocencia solitaria.
Pero no.
Y creerá
que en medio de esta tierra recrecida,
donde quiera, donde ruedan montañas por los valles
como frescas monedas azules, donde duerme
un bosque en cada flor y en cada flor de la vida,
irán los campesinos por la loma dormida
a gozar
forcejeando
con su propia cosecha.
Este amor
doblará su luminosa flecha.
Pero no.
Y creerá
que donde el viento asalta el íntimo terrón
y lo convierte en tropas de cumbres y praderas,
donde cada colina parece un corazón,
en cada campesino irán las primaveras
cantando
entre los surcos
su propiedad.
Este amor
alcanzará su floreciente edad.
Pero no.
Hay
un país en el mundo
donde un campesino breve
seco y agrio
muere y muerde
descalzo
su polvo derruido,
y la tierra no alcanza para bronca muerte.
¡Oídlo bien! No alcanza para quedar dormido.
En un país pequeño y agredido. Sencillamente triste,
triste y torvo, triste y acre. Ya lo dije
sencillamente triste y oprimido.
No es eso solamente.
Faltan hombres
para tanta tierra. Es decir, faltan hombres
que desnuden la virgen cordillera y la hagan madre
después de unas canciones.
Madre de la hortaliza.
Madre del pan. Madre del lienzo y del techo.
Madre solícita y nocturna junto al lecho...
Faltan hombres que arrodillen los árboles y entonces
los alcen contra el sol y la distancia.
Contra las leyes de la gravedad.
Y les saquen reposo, rebeldía y claridad.
Y los hombres que se acuesten con la arcilla
y la dejen parida de paredes.
Y los hombres
que descifren los dioses de los ríos
y los suban temblando entre las redes.
Y hombres en la costa y en los fríos
desfiladeros
y en toda desolación.
Es decir, faltan hombres.
Y falta una canción.
Procedente del fondo de la noche
vengo a hablar de un país.
Precisamente
pobre de población.
Pero
no es eso solamente.
Natural de la noche soy producto de un viaje.
Dadme tiempo
coraje
para hacer la canción.
Pulmón de nido nivel de luna
salud del oro guitarra abierta
final de viaje donde una isla
los campesinos no tienen tierra.
Decid al viento los apellidos
de los ladrones y las cavernas
y abrid los ojos donde un desastre
los campesinos no tienen tierra.
El aire brusco de un breve puño
que se detiene junto a una piedra
abre una herida donde unos ojos
los campesinos no tienen tierra.
Los que la roban no tienen ángeles
no tiene órbita entre las piernas
no tiene sexo donde una patria
los campesinos no tienen tierra.
No tienen paz entre las pestañas
no tienen tierra no tienen tierra.
País inverosímil.
Donde la tierra brota
y se derrama y cruje como una vena rota,
donde alcanza la estatura del vértigo,
donde las aves nadan o vuelan pero en el medio
no hay más que tierra:
los campesinos no tienen tierra.
Y entonces
¿de dónde ha salido esta canción?
¿Cómo es posible?
¿Quién dice que entre la fina
salud del oro
los campesinos no tienen tierra?
Esa es otra canción. Escuchad
la canción deliciosa de los ingenios de azúcar
y de alcohol.
Miro un brusco tropel de raíles
son del ingenio
sus soportes de verde aborigen
son del ingenio
y las mansas montañas de origen
son del ingenio
y la caña y la yerba y el mimbre
son del ingenio
y los muelles y el agua y el liquen
son del ingenio
y el camino y sus dos cicatrices
son del ingenio
y los pueblos pequeños y vírgenes
son del ingenio
y los brazos del hombre más simple
son del ingenio
y sus venas de joven calibre
son del ingenio
y los guardias con voz de fusiles
son del ingenio
y las manchas del plomo en las ingles
son del ingenio
y la furia y el odio sin límites
son del ingenio
y las leyes calladas y tristes
son del ingenio
y las culpas que no se redimen
son del ingenio
veinte veces lo digo y lo dije
son del ingenio
“nuestros campos de gloria repiten”
son del ingenio
en la sombra del ancla persisten
son del ingenio
aunque arrojen la carga del crimen
lejos del puerto
con la sangre y el sudor y el salitre
son del ingenio.
Y éste es el resultado.
El día luminoso
regresando a través de los cristales
del azúcar, primero se encuentra al labrador.
En seguida al leñero y al picador
de caña
rodeado de sus hijos llenando la carreta.
Y al niño del guarapo y después al anciano sereno
con el reloj, que lo mira con su muerte secreta,
y a la joven temprana cosiéndose los párpados
en el saco cien mil y al rastro del salario
perdido entre las hojas del listero. Y al perfil
sudoroso de los cargadores envueltos en su capa
de músculos morenos. Y al albañil celeste
colocando en el cielo el último ladrillo
de la chimenea. Y al carpintero gris
clavando el ataúd para la urgente muerte,
cuando suena el silbato, blanco y definitivo,
que el reposo contiene.
El día luminoso despierta en las espaldas
de repente, corre entre los raíles,
sube por las grúas, cae en los almacenes.
En los patios, al pie de una lavandera,
mojada en las canciones, cruje y rejuvenece.
En las calles se queja en el pregón. Apenas
su pie despunta desgarra los pesebres.
Recorre las ciudades llenas de los abogados
que no son más que placas y silencio, a los poetas
que no son más que nieblas y silencio y a los jueces
silenciosos. Sube, salta, delira en las esquinas
y el día luminoso se resuelve en un dólar inminente.
¡Un dólar! He aquí el resultado. Un borbotón de sangre.
Silenciosa, terminante. Sangre herida en el viento
Sangre en el efectivo producto de amargura.
Este es un país que no merece el nombre de país.
Sino de tumba, féretro, hueco o sepultura.
Es cierto que lo beso y que me besa
y que su beso no sabe más que a sangre.
Que día vendrá, oculto en la esperanza,
con su canasta llena de iras implacables
y rostros contraídos y puños y puñales.
Pero tened cuidado. No es justo que el castigo
caiga sobre todos. Busquemos los culpables.
Y entonces caiga el peso infinito de los pueblos
sobre los hombros de los culpables.
Y así
palor de luna
pasajeros
despoblados y agrestes del rocío,
van montañas y valles por el río
camino de los puertos extranjeros.
Es verdad que en el tránsito del río,
cordilleras de miel, desfiladeros
de azúcar y cristales marineros
disfrutan de un metálico albedrío,
y que al pie del esfuerzo solidario
aparece el instinto proletario.
Pero ebrio de orégano y de anís
y mártir de los tórridos paisajes
hay un hombre de pie en los engranajes.
Desterrado en su tierra. Y un país
en el mundo,
fragante,
colocado
en el mismo trayecto de la guerra.
Traficante de tierras y sin tierra.
Material. Matinal. Y desterrado.
Y así no puede ser. Desde la sierra
procederá un rumor iluminado
probablemente ronco y derramado.
Probablemente en busca de la tierra.
Traspasará los campos y el celeste
dominio desde el este hasta el oeste
conmoviendo la última raíz
y sacando los héroes de la tumba
habrá sangre de nuevo en el país
habrá sangre de nuevo en el país.
Y esta es mi última palabra.
Quiero
oírla. Quiero verla en cada puerta
de religión, donde una mano abierta
solicita un milagro del estero.
Quiero ver su amargura necesaria
donde el hombre y la res y el surco duermen
y adelgazan los sueños en el germen
de quietud que eterniza la plegaria.
Donde un ángel respira.
Donde arde
una suplica pálida y secreta
y siguiendo el carril de la carreta
un boyero se extingue con la tarde.
Después
No quiero más que paz.
Un nido
de constructiva paz en cada palma
Y quizás a propósito del alma
el enjambre de besos
y el olvido.
un país en el mundo
colocado
en el mismo trayecto del sol,
Oriundo de la noche.
Colocado
en un inverosímil archipiélago
de azúcar y de alcohol.
Sencillamente
liviano,
como un ala de murciélago
apoyado en la brisa.
Sencillamente
claro,
como el rastro del beso en las solteras
antiguas
o el día en los tejados.
Sencillamente
Frutal. Fluvial. Y material. Y sin embargo
sencillamente tórrido y pateado
como una adolescente en las caderas.
Sencillamente triste y oprimido.
Sinceramente agreste y despoblado.
En verdad.
Con dos millones
suma de la vida
y entre tanto
cuatro cordilleras cardinales
y una inmensa bahía y otra inmensa bahía,
tres penínsulas con islas adyacentes
y un asombro de ríos verticales
y tierra bajo los árboles y tierra
bajo los ríos y en la falta del monte
y al pie de la colina y detrás del horizonte
y tierra desde el cantío de los gallos
y tierra bajo el galope de los caballos
y tierra sobre el día, bajo el mapa, alrededor
y debajo de todas las huellas y en medio el amor.
Entonces
es lo que he declarado.
Hay
un país en el mundo
sencillamente agreste y despoblado.
Algún amor creerá
que en este fluvial país en que la tierra brota,
y se derrama y cruje como una vena rota,
donde el día tiene su triunfo verdadero,
irán los campesinos con asombro y apero
a cultivar
cantando
su franja propietaria.
Este amor
quebrará su inocencia solitaria.
Pero no.
Y creerá
que en medio de esta tierra recrecida,
donde quiera, donde ruedan montañas por los valles
como frescas monedas azules, donde duerme
un bosque en cada flor y en cada flor de la vida,
irán los campesinos por la loma dormida
a gozar
forcejeando
con su propia cosecha.
Este amor
doblará su luminosa flecha.
Pero no.
Y creerá
que donde el viento asalta el íntimo terrón
y lo convierte en tropas de cumbres y praderas,
donde cada colina parece un corazón,
en cada campesino irán las primaveras
cantando
entre los surcos
su propiedad.
Este amor
alcanzará su floreciente edad.
Pero no.
Hay
un país en el mundo
donde un campesino breve
seco y agrio
muere y muerde
descalzo
su polvo derruido,
y la tierra no alcanza para bronca muerte.
¡Oídlo bien! No alcanza para quedar dormido.
En un país pequeño y agredido. Sencillamente triste,
triste y torvo, triste y acre. Ya lo dije
sencillamente triste y oprimido.
No es eso solamente.
Faltan hombres
para tanta tierra. Es decir, faltan hombres
que desnuden la virgen cordillera y la hagan madre
después de unas canciones.
Madre de la hortaliza.
Madre del pan. Madre del lienzo y del techo.
Madre solícita y nocturna junto al lecho...
Faltan hombres que arrodillen los árboles y entonces
los alcen contra el sol y la distancia.
Contra las leyes de la gravedad.
Y les saquen reposo, rebeldía y claridad.
Y los hombres que se acuesten con la arcilla
y la dejen parida de paredes.
Y los hombres
que descifren los dioses de los ríos
y los suban temblando entre las redes.
Y hombres en la costa y en los fríos
desfiladeros
y en toda desolación.
Es decir, faltan hombres.
Y falta una canción.
Procedente del fondo de la noche
vengo a hablar de un país.
Precisamente
pobre de población.
Pero
no es eso solamente.
Natural de la noche soy producto de un viaje.
Dadme tiempo
coraje
para hacer la canción.
Pulmón de nido nivel de luna
salud del oro guitarra abierta
final de viaje donde una isla
los campesinos no tienen tierra.
Decid al viento los apellidos
de los ladrones y las cavernas
y abrid los ojos donde un desastre
los campesinos no tienen tierra.
El aire brusco de un breve puño
que se detiene junto a una piedra
abre una herida donde unos ojos
los campesinos no tienen tierra.
Los que la roban no tienen ángeles
no tiene órbita entre las piernas
no tiene sexo donde una patria
los campesinos no tienen tierra.
No tienen paz entre las pestañas
no tienen tierra no tienen tierra.
País inverosímil.
Donde la tierra brota
y se derrama y cruje como una vena rota,
donde alcanza la estatura del vértigo,
donde las aves nadan o vuelan pero en el medio
no hay más que tierra:
los campesinos no tienen tierra.
Y entonces
¿de dónde ha salido esta canción?
¿Cómo es posible?
¿Quién dice que entre la fina
salud del oro
los campesinos no tienen tierra?
Esa es otra canción. Escuchad
la canción deliciosa de los ingenios de azúcar
y de alcohol.
Miro un brusco tropel de raíles
son del ingenio
sus soportes de verde aborigen
son del ingenio
y las mansas montañas de origen
son del ingenio
y la caña y la yerba y el mimbre
son del ingenio
y los muelles y el agua y el liquen
son del ingenio
y el camino y sus dos cicatrices
son del ingenio
y los pueblos pequeños y vírgenes
son del ingenio
y los brazos del hombre más simple
son del ingenio
y sus venas de joven calibre
son del ingenio
y los guardias con voz de fusiles
son del ingenio
y las manchas del plomo en las ingles
son del ingenio
y la furia y el odio sin límites
son del ingenio
y las leyes calladas y tristes
son del ingenio
y las culpas que no se redimen
son del ingenio
veinte veces lo digo y lo dije
son del ingenio
“nuestros campos de gloria repiten”
son del ingenio
en la sombra del ancla persisten
son del ingenio
aunque arrojen la carga del crimen
lejos del puerto
con la sangre y el sudor y el salitre
son del ingenio.
Y éste es el resultado.
El día luminoso
regresando a través de los cristales
del azúcar, primero se encuentra al labrador.
En seguida al leñero y al picador
de caña
rodeado de sus hijos llenando la carreta.
Y al niño del guarapo y después al anciano sereno
con el reloj, que lo mira con su muerte secreta,
y a la joven temprana cosiéndose los párpados
en el saco cien mil y al rastro del salario
perdido entre las hojas del listero. Y al perfil
sudoroso de los cargadores envueltos en su capa
de músculos morenos. Y al albañil celeste
colocando en el cielo el último ladrillo
de la chimenea. Y al carpintero gris
clavando el ataúd para la urgente muerte,
cuando suena el silbato, blanco y definitivo,
que el reposo contiene.
El día luminoso despierta en las espaldas
de repente, corre entre los raíles,
sube por las grúas, cae en los almacenes.
En los patios, al pie de una lavandera,
mojada en las canciones, cruje y rejuvenece.
En las calles se queja en el pregón. Apenas
su pie despunta desgarra los pesebres.
Recorre las ciudades llenas de los abogados
que no son más que placas y silencio, a los poetas
que no son más que nieblas y silencio y a los jueces
silenciosos. Sube, salta, delira en las esquinas
y el día luminoso se resuelve en un dólar inminente.
¡Un dólar! He aquí el resultado. Un borbotón de sangre.
Silenciosa, terminante. Sangre herida en el viento
Sangre en el efectivo producto de amargura.
Este es un país que no merece el nombre de país.
Sino de tumba, féretro, hueco o sepultura.
Es cierto que lo beso y que me besa
y que su beso no sabe más que a sangre.
Que día vendrá, oculto en la esperanza,
con su canasta llena de iras implacables
y rostros contraídos y puños y puñales.
Pero tened cuidado. No es justo que el castigo
caiga sobre todos. Busquemos los culpables.
Y entonces caiga el peso infinito de los pueblos
sobre los hombros de los culpables.
Y así
palor de luna
pasajeros
despoblados y agrestes del rocío,
van montañas y valles por el río
camino de los puertos extranjeros.
Es verdad que en el tránsito del río,
cordilleras de miel, desfiladeros
de azúcar y cristales marineros
disfrutan de un metálico albedrío,
y que al pie del esfuerzo solidario
aparece el instinto proletario.
Pero ebrio de orégano y de anís
y mártir de los tórridos paisajes
hay un hombre de pie en los engranajes.
Desterrado en su tierra. Y un país
en el mundo,
fragante,
colocado
en el mismo trayecto de la guerra.
Traficante de tierras y sin tierra.
Material. Matinal. Y desterrado.
Y así no puede ser. Desde la sierra
procederá un rumor iluminado
probablemente ronco y derramado.
Probablemente en busca de la tierra.
Traspasará los campos y el celeste
dominio desde el este hasta el oeste
conmoviendo la última raíz
y sacando los héroes de la tumba
habrá sangre de nuevo en el país
habrá sangre de nuevo en el país.
Y esta es mi última palabra.
Quiero
oírla. Quiero verla en cada puerta
de religión, donde una mano abierta
solicita un milagro del estero.
Quiero ver su amargura necesaria
donde el hombre y la res y el surco duermen
y adelgazan los sueños en el germen
de quietud que eterniza la plegaria.
Donde un ángel respira.
Donde arde
una suplica pálida y secreta
y siguiendo el carril de la carreta
un boyero se extingue con la tarde.
Después
No quiero más que paz.
Un nido
de constructiva paz en cada palma
Y quizás a propósito del alma
el enjambre de besos
y el olvido.
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