viernes, 12 de junio de 2009

Una nueva canción



Se le fueron terminando las palabras y los verbos.
No tenía más colores el camaleón.
No supo saber que era casi un mar sin arena,
Sin orillas. Sin caracolas.
Su cabellera durmió mil pensamientos,
Habían centenares de barcas varadas en su puerto.
Le arrastraba hasta el otro lado del alfabeto,
La mirada del tiempo. El sabor se su olvido.
-"Tendría que dejarse elevar por el viento hasta el olvido"
-Dijo el decir de un silencio-
-"Más bien ha de anidarte en la carreta que va de regreso
A ninguna parte"-dijo el silencio del silencio-...
Tienen Razón. Ambos tienen razón.
Porque no hay ilusión para sus ojos dormidos. Ni luz.
Y allí se tendieron esas formas irreverentes que hablan
Cuando no hay nada que decir.
Soltaron todas formas de sus cuerpos de viejas golondrinas.
Cerraron las cortinas a una posible primavera
Y se fueron a dormir con una carcajada
Que hacía de otras risas el andar del alba.
sin embargo vino la mañana. No una mañana cualquiera.
Esta tenía madrugada y rocío
Y el sol de pantalones cortos al oriente.
Entonces,
Todo supimos que el hombre hizo las palabras.
O que las palabras se hicieron hombre.
Y que solo se puede ir de un planeta a otro de esa canción
Sin dejar de existir.
Era un nuevo día para los hijos de dios.
Y el hombre que perdió su viejo alfabeto,
Se hizo canción.
Entonces lloraron(hasta el cansancio)
los ruidos atados a la carreta.
Y el sol se hizo tan alto como una ola colgada del viento.
El viento fue el espejo y el espejismo.
Y yo no supe que decir.
Por la posible causa de perdidas palabras
en nubes de algodón.

No sé deletrear el infitino.
Así que me remito a esas alas regadas en la ceniza
De una nueva canción.

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