martes, 14 de noviembre de 2017

Como un diminuto alfabeto de eternidad.

Aquel verso que se enhebra al camino, como un beso.
Que despierta arropado al horizonte de un idilio. Como música al viento.
Y sin perder la efímera eternidad de un suspiro, se hace alas del vuelo infatigable de un amor.
La distancia anida el alba. Mil corazones danzando entre alegres tristezas. 
Y en tristes alegrías, se despliegan...vestidos de universo. El reloj. La ilusión. Y un latir de esperanzas.
El café. Todo aquello que el andar deletrea. Huellas de un susurro. 
Y el cabalgar de sensaciones; para hacerse, entre un mar de luciérnagas, madrugada.
Y luego ir con el sol que nace, por cada diminuto alfabeto de eternidad.

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