Hablas de escuchar, te hablo de sentir.
De rodar por entre la fragancia de lo eterno.
Hasta que se deshagan los espejos
En la oscuridad de dos cuerpos tallados
A un lado del abismo.
Deshaciendo la felicidad pensada.
y soñando despiertos.
Con los labios alados y sin distancia.
Y los cuerpos tejidos a la tibia
Canción de mecidas tonadas.
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