lunes, 1 de marzo de 2010
Y luego el amanecer
Tentación de voz. No es posible verse andar. Oir los pasos.
Hueso a hueso se arma el esqueleto. Universo enroscable.
Y luego echarse a andar:
Doblando esquinas;
Olvidando el ropaje en los matorrales.
Arena movediza y canción. Rosa y espina.
Pronunciar tu nombre entre otros nombres tuyos.
Respirar la prisa entre ojos que atraviezan la calle,
Con lo rojo del semáforo a favor.
Serena ilusión y dedos sedientos,
En la frente una cruz. Color movedizo que despierta
Cuando ha de dormir el ladrido de los perros.
No se guarda la distancia entonces.
Hay el tiempo preciso para una sonrisa leve,
Para enmudecer la nostalgia. Para secar el sudor.
O deslizarse río abajo como un pez...
Se atrazan los caprichos entre nuevas promesas.
Los pies alardean su viejo plumaje
Y el horizonte retoca las últimas nubes en su regazo.
Una canción entre la humedad de tus labios.
Y luego el amanecer.
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