jueves, 11 de diciembre de 2008

monologo a tus lentes y a la tarde (y 4)






Realmente no sé por donde andarán las alas de nuestro primer vuelo. Es posible que descancen en algun deshabitado verso de amor. Hace tanto ya. Resistimos la distancia. A medias. La resistimos a medias. Y así nos fuimos sin querer. Tú a la luna. Yo no acabo de poner los pies sobre la tierra y ya tengo un siglo de existencia. Estoy en pañales aun. Y tú quieres ver qué tan redondo es el mundo. Por eso afilas tus alas en cada amanecer y recoges miradas en el jardín, domando pétalos de luz y estrellas...Se nos perdió el camino a medio de la mar. Eran olas muy altas. Si. Muy altas, y entonces se fueron al fondo del abismo los remos y el puerto es isla prohibida. Se oxidaron las anclas de los sueños y despertaste cuando fuí por agua al río. Sin despedirte, dejaste correr tu negra cabellera hacia otras lunas de noches cercanas. Radiando un discurso que habla del silencio. Hiciste cuerdas de las cuerdas y se envolvió el sonido sobre otros sordos pasajeros de blanca cabellera. Ya no somos tantos por aquí. Tan solo yo y las hormigas. Y el ruido de los espejos...
Puede que en otra estación haya espacio para una historia igual. Para otra en otros corazones. Posible que a menos distancia que la nuestra. Posible que con tonos menos agudos y precisas palabras de brillante ortografía...Ahora empieza a llover nueva vez por aquí. Y se mojan los viejos periódicos sobre los cuales escribo esta carta para tí. Pensando que algún viento indulgente soplará la sensación de mis cantos hasta tus oidos...Absurdo sigue siendo el modo de esperanza que recreo!. Aun no se reponen de tus jóvenes huellas las cosas que tocaste. Como esperando el regreso intangible de tu aliento. No sé qué decir de este existencial vacío de cartones húmedos y tempestades...
Mañana regreso al asfalto. A correr por sus calles voceando tu nombre y a pegar afiches, y recoger los colores urbanos que huelen a tí... Palpita tiernamente en el recuerdo, los tropiezos de frases inseguras y amorfas que siempre terminaban poniéndonos de frente. Como una canción de cuna. Melodía e inocencia. Meciéndonos sobre la gris espesura y el infinito camino que nos pondría sobre las mismas huellas, en la misma orilla. Pero aun hay inacordes serpientes que despejan la niebla escupiendo veneno y arrastrándose sobre el círculo inconcluso de los sueños. Para llevar su cuerpo intangible a la azulada cuna, que se observa a lo lejos, bajo un cambrón inmaculado sobre tierras baldías y suelo cuarteado, de tanto regresar sin haber siquiera salido del asombro de la posible existencia...
Asi que nos queda la vida para contar este gris cuento de almohadas o despertar sobre el concreto de tristes y pesarosas miradas que se vuelven contra sí y se van a doblar en un rincón, donde el día es noche y nunca amanece...Donde el sol olvidó sus hijos de nieblas y afiebradas tormentas de rostros pálidos y caballos de madera.
Suenan las campanas sobre el tiempo que se abraza al reloj de arena. Pasmados pensamientos se sacuden sobre blancas cruces. Ladrán perros, se abrazan los fingidos tormentos y lloran sobre la noche, que grita tu nombre; oscuras mariposas que se van a estrellar, una y otra vez, sobre las luces de neón. El paisaje se diluye sobre el acertijo de senderos infranqueables...Es hora de que se levanten las rocas milenarias y que se propague el canto de los grillos...
Canto a tus lentes y a la tarde. Pero has crecido bastante desde la última vez...

2 comentarios:

  1. Una belleza!
    Me encanta como escribes... te sigo... en la medida que puedo vengo a nutrirme de tus letras, es de verdad una delicia...
    "Radiando un discurso que habla del silencio"... sublime!
    En fin me quedo con todos!!

    Gracias! por la oportunidad de leerte.

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  2. un abrazo marilu. gracias por tus palabras.

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