jueves, 13 de octubre de 2011

Mientras anda el reloj


Todas las cosas llevan el nombre simple de lo eterno.
El agua que fluye del manantial al arroyo,
Del arroyo al río.
Del río al mar.

Las aves que vuelan se hacen la esencia misma del viento y del vacío.
La lluvia y el rocío.
El sueño y la nostalgia.

Lejos del frío concreto, las miradas desnudan los caminos.
Las veredas se abrigan entre la hierba;
Y los pasos sin nombre que descubre el destino.
Bajo las piedras,
Durmiendo con los grillos.

Después, antes de todo, tocamos los espejos.
Mirando en la mirada. Volviendo sin regreso.
El presente se abraza a los relojes.
La arena se hace barro. Nace el hombre del hombre ido.
Y con ello el amor. Y sobre la mesa, la sed y el río.
La lluvia y la humedad. La soledad huyendo,
Sobre el lomo de un caballo de palo.

Y entonces la ceniza. Y entonces la cuna y el viento.
Aleteando sobre los sueños y el frío asfalto.
Jardín de flores. Desierto de espinas. Canción sin nombre.
Eternamente frágil como un beso.
Mientras anda el reloj.

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