Si en toda la amplitud de su sonrisa el viento anida su andar. Pero es aquel perfume
de sus sueños, que despierta el alba y lo eterno de cada instante.
Amar en la distancia, y a cada pensamiento aquel rostro de luz. Realidad tierna
de una ambigua soledad; que danza en el danzar de los sueños.
Y mil preguntas por hacer, o el primer beso.
O el viaje en el tiempo del tiempo por llegar. O destejer la tristeza
de la tarde. Y el amor a pleno vuelo.
Y aquel poema que lleva su nombre.
Su nombre de mujer.
Y a cada palabra, un poema. Un universo a cada verso.
Aquel mirar lejano que puebla de realidad la realidad,
Y la ilusión.
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