Y en el ir y venir de las horas, se envuelve el sueño alado entre las nubes. El amor suspira, la ilusión abraza
la distancia anida. Con nombre de mujer.
Sonríe el anhelo como un beso intangible. Mientras sueña despierto;
como de perfume vestido el respirar del destino. Volando cada noche a tu regazo. Por un danzar de aliento.
Y vuela, en las alas del naciente sol, de regreso. Lleno de ti, en la eterna espera de aquel mirar. Y el poema, despierta pronunciando tu nombre, mujer.
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