Queda despejar el último suspiro. La mañana recorre mil horizontes.
Cuando el sol surge desde el último transpirar del alba. La madrugada se desvanece.
Las luciérnagas se anidan en aquella música intangible de sombras y magia.
En un danzar de amores, la distancia.
Aquella sensación de lo eterno. La indefinible ilusión de un momento que parece no avanzar en el tiempo.
Como detenido en un mirar. Los caminos seducen el andar de los sueños.
Allí despiertos, se deslizan mil alfabetos de luces y anhelos.
Susurrar una nota al viento. Esperar ser un abrazo del azar. Pero nada es cierto en el girar del destino.
Hablar de lo que fuimos, de lo que somos...de lo que haremos mañana, cuando haya un mejor sentir.
Porque se nace desde el amanecer. Y se sonríe saludando al sol. Somos parte de lo eventual.
Que la vida, tiene sus propios colores para un eterno andar.
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