Y correr con la ilusión de la ilusión. Caminar en la prisa serena del amor.
Dibujar su semblante en la distancia. Hacerse amanecer en su amanecer. Y casi sonreír.
La constancia habla de algo concreto. De algo con alas que busca el cielo; de algo telúrico, que
ancla sus raíces en el vuelo idílico de un beso o en la música de lo eterno:
Buenos días amor!
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