lunes, 2 de mayo de 2011

El eco de un instante




Tentar los sueños. tocar el alba. Amar de amor desnudo.
Hablarte enredado en la ausencia lejana.
Y en todo, no perdernos en la espera. Mar y barca.
Dos remos que buscan la orilla. Serpentear el paraíso.
Destejer noches bajo una lluvia de estrellas.
El alma es una luciérnaga. Un canto que vuela y toca.
Acaricia. Susurra. Y luego regresa. Para hablar de cosas sin nombre.
De llantos sin penas. De alegres ilusiones.
De las huellas en los caminos rasgados, pero sublimes.
Eternamente sublimes.
Pero aun las olas han de hacer nido sobre el eterno trayecto
Hacia las huellas del reloj. De otoño a invierno,
Recorrer los huesos y el cansancio
Y descorrer las cortinas de las tardes perdidas
En palabras de palabras grises y espesas.
Los pensamientos se hacen anhelo. Los anhelos caricias.
Te busco. Recorro la sonrisa de todas aquellas cosas
Que te hacen cierta. Un día, en un café de un lugar cualquiera
Hablaremos de este presente que será pasado entonces.
Y entonces se escribirán otras historias
En las piedras que acogen el canto de los grillos,
El vuelo sin regreso del espejo.
Y el eco de un instante.

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