martes, 30 de noviembre de 2010

Canto entre la aurora



Abro las ventanas de dos en dos, Mirándome al espejo...

Y- En qué piensas?
S- Pienso en los bosques oscuros al pie de los arroyos y
en las piedras. Pienso en la luciernaga y en el calido
andar de la sombra...
Y- Yo tambien pienso.
S- Ya se. piensas en la luz.
Y- Sin luz articial no se lanzan las mariposas en la
noche.
S- Puedo escarbar en las paredes de tu locura.
Y- Hay vino sobre la mesa. Hay un olor expandido en tus
pensamiento que recuerdan la luna en la cuna.
S- Hay huesos exparsidos en tu destino. Lineas blancas
en tu cabellera.
Y- Eres la silueta de un espejo roto.
S- Soy!
Y- Eres la morisqueta que se ahoga en la risa.
S- Soy!
Y- Tu cuerpo transparente se atravieza sobre el manto
adormecido de mi soledad.
S- Despertaran las tormentas acompañadas de alas blancas.

Y- Hay un rostro imperfecto en tu rostro de miel.
S- Aguijones, con sus ojos pardos, haciendo de la luz
oscuridad.
Y- Llorarás entre los brazos de un rostro de papel.
S- Tengo una cola que es envidia de los gusanos.
Y- Los gusanos son la envidia de las mariposas.
S- Tengo una lengua de sal que se baña entre la arena.
Y- Los gusanos son la envidia de las mariposas.
S- Mis caminos están lejos del hacha que golpea el agua
mansa.
Y- Y cantan los gallos en la garganta de la serpiente.
Se abre
la tercera
ventana.....

Las leyes de las cosas
Estan presentes
Nadando en el mar.
Desbordante de la locura infinita.
Lo que el mundo hace de ti
Es lo que te has convertido para el mundo.

Solo existes en la inimaginable
Casualidad
De que tejieras
Sobre tu propia voluntad
Los remos
Que han de impulsar la barca
De tu destino
Hacia el puerto
Que tu destino es.

Y es el puerto
En donde no estás.
En donde no estoy yo.
En donde no estamos.
A los ojos de la verdad verdadera
Somos el espejo que se mira en la imagen
Corriendo a deshojar
Barquitos de papel
Y echarnos al mar...
Sobre la inocencia...
Y el regreso...

domingo, 28 de noviembre de 2010

Cigüapa de los montes





Quise escribir con voz de viento.
Y el viento se empujaba hacia mí.
Como una barca. Como el mar en cielo estrellado de estrellas;
Como la mirada firme de la noche
Como el aliento indescifrable del destino.

Quise desplegar alas a la imaginación.
Y miles de colores perfumaron el reloj
Y el tiempo fué la arena y el eterno presente.
Presentían la lluvia los lagartos,
Los grillos eran las oscuras y lentas horas
Que parecían no pasar mientras pasaban.
Se abrían las puertas de entre puertas abiertas,
Y las cortinas eran luminosas palabras
y aves que relampaguean en veloz vuelo.
Yendo a ninguna parte, alegremente triste;
Tristemente alegre como el aire que se colaba
Entre sus agitados plumajes.
Mientras, respiraba el esplendor de un sueño.
Estatuas de algodón miraban inmóvil
El canturrear de espejos que era el mar
Mecido por la imagen del viento mismo...

Y en todo,
Era posible regresar
Con el alma cargada de heroísmo
y el corazón abierto a la vida.

Quise deshojar árboles de felicidad
En cantos de primavera. Bailaban naranjos;
Los juncos ladeaban tocados por mil flores
De un vendabal de soplos nocturnales.
Vestidas, entre pinos que silbaban, había una mujer
bella
Como la luna ausente.
Y fué la luna esa mujer en medio de la noche.
y entre verdolagas y morivivís
Los buhos poblaban con sus cantos
La orquesta inquebrantable que vestía el paisaje.
Del sereno se extendían infinitas lucecitas
De los cuerpos de luciérnagas que volaban
En medio del verdaje flexible al viento
Y a la mirada.

Y todos a unos se hicieron el presente,
La flor era flor de alados colores
Y ,en tonos frescos, los arroyos
Se extendían sobre la sobriedad
De una tierra húmeda de besos,
De piedras durmientes y peces doblados en sus escamas.
Respirando en la sed ausente de las amapolas.

Y todo fué así, como un hechizo.
Como el toque infalible de un cometa
En lo alto del deseo.
El acelerado vuelo de los murciélagos
Deshacía la lentitud de la nostalgia
Y era yo pequeño, pequeñito
Lejos del cansancio y del concreto.
Ligero equipaje, Hablar pasajero
Y mirada perdida sin casi mirar.

Mujer. Me gustan las cosas que van con el viento.

Hombre. Al viento le gusta tomar el perfume y echarlo
a volar sobre los bosques. Y que llegue el mar
Y se haga olas.

Mujer. Tienes entre tu ambigua cabellera mil gaviotas.

Hombre. Y un cántaro atado al egoísmo. Mis pasos regresan
Mientras voy
Amo la esperanza y la blanca risa.

Mujer. tengo entre mi alforja el color verde de unos ojos
Y el hablar sereno del arroyo. Soy el vendabal que duerme
En los caminos
Cuidando de las huellas y el paisaje.

Hombre. Tienes cuerpo de guitarra y pies inverso.
Razga en tu impenetrable silueta melodías
Que hacen camino en el pensamiento último.

Mujer. Así me quiso dibujar la noche.

Hombre. Hueles a la ilusión de un niño dormido.

Mujer.Me gusta recoger flores silvestres
Y ver crecer, entre cuaresmas, las perdices.
Alegran el corazón de los arroyos.

Hombre. Hay una tristeza infinita en lo más hondo
De tu altiva mirada.

Mujer. Una canción perpetua palpita el corazón
Pequeño que habita en mí. Es un fiel compañero
Que hace crecer mis alas si quiero volar.

Hombre. Hay plumas verdosas entre tu pelo.
Y tus labios despiertan mil mariposas entre mi pecho.
Tu voz es suave como noche serena. Dónde van tus deseos
Cuando vas sola?...

Mujer. Libres como el viento caminan. Encuentran
Si encuentran. Sino se sonríen y vuelven a mí, pacientes,
Porque habrá otros días para habitar nidos
Y dormir despiertos.

Hombre. Nunca te encontrarás con tus propias huellas.
Ellas vuelven cuando vas, y cuando regresas ellas echan
A andar...

Mujer. No vine a atarme al follaje en esta vida.
Voy con lo verde del bosque
Hasta la orilla del cemento
Miro
Y sin pensar regreso
Con todo esto que me habita y me puebla.

Hombre. Como termina todo cuando termina?

Mujer. Igual que al empezar. Del mismo modo.

Hombre. Hubo en otros tiempos cosas
Que sabían hablar con la mariposa y las flores.
Ir con el canto de los grillos y correr
Entre la tormenta como el viento mismo;
Como la fuerte lluvia
Que inclina la voz violenta
Y cantar como el trueno Y herir como rayo...

Mujer. Tengo guardada en mi emplumada memoria
Otros vuelos.

Hombre. Déjame ver las alas que pueblan tus recuerdos.

Mujer. Los llevo conmigo. Pero solo puedo permitirte
La mirada a mi mirada
Y el calor de mi cuerpo.

Hombre. A dónde irás después?

Mujer. Donde me lleve el viento.

Hombre. No quisiera saber con qué hogar sueñas,
Pero donde quiera que vayas
Irán allí también tus sueños y tus quimeras.

Mujer. El pálido andar de la noche me invita a seguir.

Hombre. Vé y no vuelvas la mirada.

Mujer.El ancho sombrero de cana oculta tu semblante.

Hombre. Solo tengo la voz que te ha tocado.
En mi rostro llevo el espejismo de una tarde gris
Y el cantar sereno de los campos.

Mujer. Soy cigüapa. Algo así como el aliento
Que despierta la lluvia,
Y hace huir a la oscuridad.
Soy el rocío que calma la sed a las mañanas.
Lágrimas de la noche que termina.
El agua del río
Y el vuelo entrecortado de la pena...
Me gusta volar con las mariposas
Y ser flor en primavera. La tierra húmeda
Y la raíz que hace crecer las hojas
Y nacer el fruto.
La mirada que se ata al horizonte,
La sombra de los árboles
Y la serpiente que se arrastra
En el espeso monte...

Hombre. Se ha ído, perdiéndose sin prisa
En el verde camino que se pierde al paso,
Y luego es huella.
Se ha ido y yo no le sigo. Para qué seguirle.
Sus huellas no conducen más que a lo inverso
De su ida. Se fué
Con su noble estatura a ningún lado...

Quise escribir con voz de viento
Y el viento mismo se empujaba hacia mí.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Hacia el norte




En el amplio matiz de mi silencio
Abro las horas.
Para mirar de frente al sol
Y todo aquello
Que me ha permitido caminar
Aunque despacio
Pero caminar.
Ir con el viento, con alas rotas
Con un puñado de palabras
Y en franca fe el alma.
En mi armadura blanca y transparente
He cargado las cosas
Aquellas que no alcanza la mirada
Sin mucha gracia, es posible
Pero no la he dejado morir a la interperie.
En mi mano derecha un motivo
En mi mano izquierda
Una jumeadora de luz pálida
Contra la luz del sol brilla
En medio de la noche brilla
Mi jumeadora azul...
Perdí la cabellera y la sonrisa
En luchas callejeras
El hacha filosa de la incertidumbre
Dejó desnudos mis pensamientos
Y aun así afirmé las raíces
Sin aliento
Pero con paciencia seguí
Surcando sobre el asfalto.
Y es hoy cuando me detengo
A sacar algunas espinas
Porque es largo el camino aun
Y Habrán otros puñales y espejismos.
En mis surcadas cuerdas
Llevo los cantos
Que me esculpió el cansancio
Rimas que afinan
La dulce mirada del tiempo
Y de las voces
Tiernos movimientos sobre el viento
Que viajan en mi
No diria conmigo porque estoy
Solo cuando la tormenta
Hunde su espada
Sobre la inocencia de mi carreta.
He visto el amor de frente
Pero no cuento
Con la fábula de la felicidad
Sobre mis viejos maderos
He tocado su cuerpo
He besado sus labios
Me he perdido entre el ansia inmortal
Del gran vacío que funde
El sueño y la esperanza.
Pero no.
Ha sido solo el toque
Intrascendente del destino
Quien le ha puesto alas
A oscuros pasadizos engargantados
En roncos lamentos incoloros.
Y es ahora cuando corto este canto
Para regresar a tejer melancolías
Descocer inarmónicos lamentos
En cada huella.
Sin despedirme marcho
Siguiendo el vuelo de las mariposas
Que afilan hacia el norte.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Érase una vez


Érase una vez que todos teníamos
las manos atadas al destino.
para hacer caminos.
Érase la oportunidad de volar
como vuela la noche,
sin alas,
sobre el viento.
Érase la canción desnuda.
desnuda de alma.
para caldearse a lo futuro
una cabellera de sal y mirada abierta.
Amando el presente por el presente;
mirando la firme expresión del horizonte
que nos invita a tomarle desprevenido
y preñarles
de voces perfumadas
y puñales rotos.

Érase como para brindar
por la lluvia que moja
el lento caminar de las almas dormidas;
de echarse sobre el surco
de la tierra seca
y arar el aliento de cigarras
y olvido...
felicidad pasajera, que toca sin mirar
y se lanza al vacío.
tristeza inmunda que se toma el capricho
de hacer en nuestras frentes
otros caminos
con sus besos salvajes...
Érase la nada
ansiando perseguir mariposas.
Érase la espiga y la flor
prendida al hechizo de unos labios
húmedos:
anhelos perdidos sobre la flor
que duerme entre pétalos de otras horas.
Érase que eramos parcos trovadores
de canciones diminutas,
casi imperceptibles
para hablar de que todo
vuelve a ser
lo que nunca había sido.
un camino trillado
un abrazo entre olvido
un espejo quebrado sobre el noble barranco
un ruiseñor sin alas mientras vuela su canto
una ráfaga incierta de golondrinas blancas
una rama en la hoguera
un hablar sin palabras...
Érase el principio de una cuna.
otra.
para mecer el sándalo inundado de hiel
y de esmeraldas...
Érase mil aleluyas con zapatos quebrados
y huellas dibujadas
por el dios del camino que nos lleva entre brazos...
Erase el principio
el primer paso
la mirada que sube
hasta tocar la inocencia fingida...
Érase que eramos
un collar de perlas
caracolas dormidas entre el mar
que cabalga por entre las palmeras...
Érase una oración
que empezaba a tocar el fuego y la ceniza...
y a vestir la esperanza
de secretos a voces
sobre el alba y el llanto.
Érase una vez... entre todas las veces.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ave de barro


Eres...
Mece la cuna el viento. El fuego se hace ceniza.
La ceniza empluma al pensamiento que resurge.
La lluvia de la noche anterior germinó el barro.
El ave de barro vuela. Vuela. El ave de barro.
Ahora vuela de nube en nube
Sin dejar que el espejo se encuentre en su imagen.
Así es. El camuflaje de lo invisible le mira vagamente.
Y así es el viento. La lluvia. El barro. El fuego. Y la nada.
Las huellas transitan como un alfabeto innombrable.
El camino conjuga el reloj de su prensente.
Se óxida el pasado a la intemperie. Y luego el horizonte.
El destino se agita como un sueño herido.
Hay una sonrisa entre sus alas. Su recuerdo es fuego.
Su amanecer es vuelo e inocencia.
Su voz marcha en todas direcciones entre lo húmedo de su mirar.
El barro no es asfalto. Más, tampoco es carne y sentimiento.
La tarde le encuentra con las alas chamuscada
Mientras las nubes alejan lo que queda del ocaso.
Entre las estrellas se agita la luz que le sacude
Todo lo que le hace cierta. Lo que le hace mujer.
Vuela en círculo mientras los cometas atraviezan la noche.
Se hunde en lo infalible de su tristeza mientras la luna
Va de máscara en máscara. Las cruces se derriten
Entre el reso de su ser. El chamán es concreto armado.
El chamán es el agua que transita entre la sombra.
El chamán es el recuerdo anterior a la cuna.
Volar sobre el respiro intangible del llanto dormido.
Ante los rostros que pasan un gesto amable.
Cuando la calidez de una segunda presencia le toca
Murmura mil dudas entre la humedad de sus labios.
El beso se hace caricia. La caricia le habla
Del lado más oscuro del amanecer. El barro revienta
Sin remedio mientras cantan los gallos.
De todos los rincones se alumbran puertas de metal,
Ventanas abiertas y el andar deja huellas y fábulas.
Se van a dormir las serpientes
Mientras se hace polvo toda su presencia.
Así, el rocío le da de beber a los lagartos.
El arco iris conjuga sus colores en los arroyos que transitan.
Y nace usted. Con el amanecer nace usted.
El mar llora, entre el vientre de sal y caracolas,
Mientras el fuego hace lo suyo.
Y luego la lluvia nuevamente.
En lo más radiante del sol
Se ve su vuelo y lo radiante de su espíritu transitar...

martes, 16 de noviembre de 2010

Arena y caracola


El camino es de sol y espesura. -De palabras dormidas entre las veredas, colgadas de las ramas secas. Ladeada por el viento y el olvido, hasta verse a distancia lo invisible, que nos toca la frente y nos seduce. Con el paso vascilante nos tienta las flores, pero es solo un suspiro que se aleja en sí mismo hasta perderse entre el andar sin tiempo del reloj. Dormidos entre las noches sin fantasmas, despiertos entre los rezos imperecedero del ser, en medio de los amaneceres que se hacen sol brillante y luego tarde y lucero. Hay arroyos que nos llaman y toman nuestra sed y le hacen lluvia. Hay arroyos que bailan entre piedras milenarias mientras queda entre huellas y neblina, entre el llanto inconcluso del moriviví.
ILUSIÓN. -Miro a lo lejos y respiro.Respiro. Voy vestida de formas aladas y de cielos sin niebla. A mi lado se rascan, los sueños, todas sus soledades. Del otro lado hay ríos que nadan en peces sin escamas, en voces peregrinas que se aplauden sus olvidos. Me llaman los espejos, las noches y las miradas despiertas en las alturas. Me tocan pensamientos las tiernas carcajadas de las olas, en mares de alas blancas. Y en todo, Voy despierta tentando los jardínes, en pétalos y espinas, a volar sobre el viento y del ocaso.
Mujer. -Andaba entre las hojas, con verdes golondrinas entre mis cielos. Andaba con la arena, bañando caracolas y horizonte al pie del tiempo ido de mis dedos. Andaba entre la luna ladrándole a los montes. Y ví, entre otras cosas, los ojos que miraban mi espejismo. Me llamas por mi nombre y luego te hace nido entre mi nido,
hasta ver que las horas vuelven melancolía los relojes y el alba nos despierte con su cuerpo naciente. Quién dijo que era fuego tu presencia?-preguntan en mis dudas todas tus dudas. Y allí vamos, como otros días, contando, entre el rocío, la sed calmada y el renacer sin penas del abismo. Ya casi no recuerdo el olvido que suda en mis anhelos, atándome al espacio que rompe la distancia en lo que siento.

Hombre. -Quién eres golondrina?
Mujer. -El beso entre tus labios.
Hombre. -Se rompen las distancias en las distancias como del pétalo a la flor.
Mujer. -Entonces el pétalo es la flor.
Hombre. -Y nace nuevamente la distancia, cuando todo se ha ido.
Mujer. -Te vas pero te quedas.
Hombre. -Te quedas al partir.
Mujer. -Hablamos sin hablar.
Hombre. -Y luego vendrá el silencio entre la voz.
Mujer. -Mientras vuelan los espíritus sobre lo firme del sueño.
Hombre. -Hasta hacerse cometas y serpientes.
Mujer. -Por sobre la mirada del presente y del pasado.
Hombre. -Y ya todo lo dicho nos olvida y se va con el río, río abajo.
Mujer. -Con tu sed en mi sed.
Hombre. -Con mi sed en tu sed.
Mujer. -Y luego somos arena y caracola.
Hombre. -Arena y caracola.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Miro entre las piedras del camino



Zú, la del barro y oraciones. -Miro entre las piedras del camino. Miro entre los altares y el espejo. La ceniza se hace inocencia mientras el viento mece las copas de los árboles, se arrastra hasta el fuego dormido entre las agujas dobladas del reloj. Se hace sombra el andar de los sueños. Un poco más allá de las nubes, hay otras voces despiertas entre las alas de un sol indescifrable. Se abren las puertas de las noches idas y beben, entre los labios del rocío, la melodía ilúdica de la luz. Miro entre las piedras del camino.


Mujer. -Suelto los círculos del día anterior. La noria no respira en estas horas desvestidas sobre mi cuerpo de algodón. Pienso. Pienso que te has ido. No te veo respirar. Pienso que me doblo entre tus ojos, que me miran dibujar estrellas sobre el suelo húmedo. Me vuelvo sobre mis pasos para encontrar la huella que me regresa a tí. Tu recuerdo aun huele en mis memorias rotas. Vuelo entre las alas del olvido y te llevo a cada paso que mi vida da. Sin embargo, puedo andar en tu ausencia, bordeando callejones oscuros y piedras que anidan grillos y fantasmas. Hay una aroma que respiro entre el ciego transcurrir de las horas. Son muy largos estos días.
Hombre. -Ya regresan, sin penas, las garzas sobre la inquebrantable tarde que se va sin volver la mirada. Y tu me mombras(Tu nombre se me corre entre las venas). Poca es la distancia entre los mares que nos surcan. Arena entre la orilla, la barca se hace olas entre el anhelo. Te abrazo entre los sueños, y en sueños eres incorpórea y afable, como lluvia de mayo. Como flor del desierto. Como río que se envuelve entre las escamas de los peces que le nadan: cuerpo de sus cuerpo, voz de su silencio, luna de sus noches.
Mujer. Se me hacen atardeceres los temores de amarte y no encontrarte entre las cosas que me abrazan entre la vida.

Zú, la del barro y oraciones. -Se hace pensamiento el pensamiento. Se hace espina y primavera la distancia. Se llaman sordamente los espejos perdiéndose entre nubes de alas grises. Ahora, entre el callado despertar de las serpientes vuelven, sin prisa, a surcar el otoño en verdes llantos, el amar del olvido. Ya corren, entre los montes, la voz desesperada que se envuelve en el viento pasajero para verse marchar sobre el regreso. Cansada de volar, se hacen cielo azul las alas que desnida el anhelo de perderse en la tibia morada del vacío y la ternura. El polvo se hace barro entre la lluvia. La lluvia se hace río. El mar cuenta la historia entre sus olas. Se hace fuego y hechizo el andar de las horas. Murmura el buho anidado en la noche. Respiran las luciérnagas, tentando los murmullos de los sueños, doblados entre el arroyo y la luna que canta dulcemente al ladrar de los perros sobre lo duro del asfalto. Vuelve a reir la risa entre el alegre parpadear del espejo.

Mujer. -Dejo abiertas las puertas de mis mares.
Hombre. -Me voy pero regreso, hasta enredarme en tu regazo.
Mujer. -Hay cosas que se pierden en la mirada.
Hombre. -Hay voces que se duermen entre la humedad de los labios y el hechizo.
Mujer. -Que queda por decirse?
Hombre. -Andar sobre el abismo, sin doblarse en la sombra.
Mujer. -Y luego nada queda.
Hombre. -Y luego se amanece en medio de la noche.
Mujer. -Donde haremos los nidos?
Hombre. -Dejemos, entre las hojas caídas y el destino, que se agite el viento.
Mujer. -El camino que es nuestro, no anida en otros pasos.
Hombre. -Y ese andar peregrino de tu alma no tiene voz en el eco que se deja dormir en las veredas.
Mujer. -Tomo aquel equipaje en la inocencia y me voy al quedarme.
Hombre. -Ya viene el nuevo día.
Mujer. -Amanece.