miércoles, 17 de noviembre de 2010

Ave de barro


Eres...
Mece la cuna el viento. El fuego se hace ceniza.
La ceniza empluma al pensamiento que resurge.
La lluvia de la noche anterior germinó el barro.
El ave de barro vuela. Vuela. El ave de barro.
Ahora vuela de nube en nube
Sin dejar que el espejo se encuentre en su imagen.
Así es. El camuflaje de lo invisible le mira vagamente.
Y así es el viento. La lluvia. El barro. El fuego. Y la nada.
Las huellas transitan como un alfabeto innombrable.
El camino conjuga el reloj de su prensente.
Se óxida el pasado a la intemperie. Y luego el horizonte.
El destino se agita como un sueño herido.
Hay una sonrisa entre sus alas. Su recuerdo es fuego.
Su amanecer es vuelo e inocencia.
Su voz marcha en todas direcciones entre lo húmedo de su mirar.
El barro no es asfalto. Más, tampoco es carne y sentimiento.
La tarde le encuentra con las alas chamuscada
Mientras las nubes alejan lo que queda del ocaso.
Entre las estrellas se agita la luz que le sacude
Todo lo que le hace cierta. Lo que le hace mujer.
Vuela en círculo mientras los cometas atraviezan la noche.
Se hunde en lo infalible de su tristeza mientras la luna
Va de máscara en máscara. Las cruces se derriten
Entre el reso de su ser. El chamán es concreto armado.
El chamán es el agua que transita entre la sombra.
El chamán es el recuerdo anterior a la cuna.
Volar sobre el respiro intangible del llanto dormido.
Ante los rostros que pasan un gesto amable.
Cuando la calidez de una segunda presencia le toca
Murmura mil dudas entre la humedad de sus labios.
El beso se hace caricia. La caricia le habla
Del lado más oscuro del amanecer. El barro revienta
Sin remedio mientras cantan los gallos.
De todos los rincones se alumbran puertas de metal,
Ventanas abiertas y el andar deja huellas y fábulas.
Se van a dormir las serpientes
Mientras se hace polvo toda su presencia.
Así, el rocío le da de beber a los lagartos.
El arco iris conjuga sus colores en los arroyos que transitan.
Y nace usted. Con el amanecer nace usted.
El mar llora, entre el vientre de sal y caracolas,
Mientras el fuego hace lo suyo.
Y luego la lluvia nuevamente.
En lo más radiante del sol
Se ve su vuelo y lo radiante de su espíritu transitar...

2 comentarios:

  1. es enorme el despliegue de sensaciones que provocan tus letras. Como si estuviera en un ritual, no sé si soy ave o chamán,recuerdo o fuego. Pero siento que la sangre golpea las máscaras,las alas chamuscadas y renacen en los ojos otros cielos. Bello y conmovedor. Besos

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  2. Un poco más allá de todo esto está la inocencia corriendo sin prisa, sin que la sonrisa sea tristeza o la tristeza alegría. Tu nombre está escrito en lo que buscan sin hallarlo pero que siempre ha ido contigo. Entre tu nombre y el espejo está la mirada del ser o no ser. Eres. En todo lo que existes eres Claudia. Dejas mucha luz cada vez que vienes, nunca te vayas. Besos.

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