domingo, 28 de noviembre de 2010

Cigüapa de los montes





Quise escribir con voz de viento.
Y el viento se empujaba hacia mí.
Como una barca. Como el mar en cielo estrellado de estrellas;
Como la mirada firme de la noche
Como el aliento indescifrable del destino.

Quise desplegar alas a la imaginación.
Y miles de colores perfumaron el reloj
Y el tiempo fué la arena y el eterno presente.
Presentían la lluvia los lagartos,
Los grillos eran las oscuras y lentas horas
Que parecían no pasar mientras pasaban.
Se abrían las puertas de entre puertas abiertas,
Y las cortinas eran luminosas palabras
y aves que relampaguean en veloz vuelo.
Yendo a ninguna parte, alegremente triste;
Tristemente alegre como el aire que se colaba
Entre sus agitados plumajes.
Mientras, respiraba el esplendor de un sueño.
Estatuas de algodón miraban inmóvil
El canturrear de espejos que era el mar
Mecido por la imagen del viento mismo...

Y en todo,
Era posible regresar
Con el alma cargada de heroísmo
y el corazón abierto a la vida.

Quise deshojar árboles de felicidad
En cantos de primavera. Bailaban naranjos;
Los juncos ladeaban tocados por mil flores
De un vendabal de soplos nocturnales.
Vestidas, entre pinos que silbaban, había una mujer
bella
Como la luna ausente.
Y fué la luna esa mujer en medio de la noche.
y entre verdolagas y morivivís
Los buhos poblaban con sus cantos
La orquesta inquebrantable que vestía el paisaje.
Del sereno se extendían infinitas lucecitas
De los cuerpos de luciérnagas que volaban
En medio del verdaje flexible al viento
Y a la mirada.

Y todos a unos se hicieron el presente,
La flor era flor de alados colores
Y ,en tonos frescos, los arroyos
Se extendían sobre la sobriedad
De una tierra húmeda de besos,
De piedras durmientes y peces doblados en sus escamas.
Respirando en la sed ausente de las amapolas.

Y todo fué así, como un hechizo.
Como el toque infalible de un cometa
En lo alto del deseo.
El acelerado vuelo de los murciélagos
Deshacía la lentitud de la nostalgia
Y era yo pequeño, pequeñito
Lejos del cansancio y del concreto.
Ligero equipaje, Hablar pasajero
Y mirada perdida sin casi mirar.

Mujer. Me gustan las cosas que van con el viento.

Hombre. Al viento le gusta tomar el perfume y echarlo
a volar sobre los bosques. Y que llegue el mar
Y se haga olas.

Mujer. Tienes entre tu ambigua cabellera mil gaviotas.

Hombre. Y un cántaro atado al egoísmo. Mis pasos regresan
Mientras voy
Amo la esperanza y la blanca risa.

Mujer. tengo entre mi alforja el color verde de unos ojos
Y el hablar sereno del arroyo. Soy el vendabal que duerme
En los caminos
Cuidando de las huellas y el paisaje.

Hombre. Tienes cuerpo de guitarra y pies inverso.
Razga en tu impenetrable silueta melodías
Que hacen camino en el pensamiento último.

Mujer. Así me quiso dibujar la noche.

Hombre. Hueles a la ilusión de un niño dormido.

Mujer.Me gusta recoger flores silvestres
Y ver crecer, entre cuaresmas, las perdices.
Alegran el corazón de los arroyos.

Hombre. Hay una tristeza infinita en lo más hondo
De tu altiva mirada.

Mujer. Una canción perpetua palpita el corazón
Pequeño que habita en mí. Es un fiel compañero
Que hace crecer mis alas si quiero volar.

Hombre. Hay plumas verdosas entre tu pelo.
Y tus labios despiertan mil mariposas entre mi pecho.
Tu voz es suave como noche serena. Dónde van tus deseos
Cuando vas sola?...

Mujer. Libres como el viento caminan. Encuentran
Si encuentran. Sino se sonríen y vuelven a mí, pacientes,
Porque habrá otros días para habitar nidos
Y dormir despiertos.

Hombre. Nunca te encontrarás con tus propias huellas.
Ellas vuelven cuando vas, y cuando regresas ellas echan
A andar...

Mujer. No vine a atarme al follaje en esta vida.
Voy con lo verde del bosque
Hasta la orilla del cemento
Miro
Y sin pensar regreso
Con todo esto que me habita y me puebla.

Hombre. Como termina todo cuando termina?

Mujer. Igual que al empezar. Del mismo modo.

Hombre. Hubo en otros tiempos cosas
Que sabían hablar con la mariposa y las flores.
Ir con el canto de los grillos y correr
Entre la tormenta como el viento mismo;
Como la fuerte lluvia
Que inclina la voz violenta
Y cantar como el trueno Y herir como rayo...

Mujer. Tengo guardada en mi emplumada memoria
Otros vuelos.

Hombre. Déjame ver las alas que pueblan tus recuerdos.

Mujer. Los llevo conmigo. Pero solo puedo permitirte
La mirada a mi mirada
Y el calor de mi cuerpo.

Hombre. A dónde irás después?

Mujer. Donde me lleve el viento.

Hombre. No quisiera saber con qué hogar sueñas,
Pero donde quiera que vayas
Irán allí también tus sueños y tus quimeras.

Mujer. El pálido andar de la noche me invita a seguir.

Hombre. Vé y no vuelvas la mirada.

Mujer.El ancho sombrero de cana oculta tu semblante.

Hombre. Solo tengo la voz que te ha tocado.
En mi rostro llevo el espejismo de una tarde gris
Y el cantar sereno de los campos.

Mujer. Soy cigüapa. Algo así como el aliento
Que despierta la lluvia,
Y hace huir a la oscuridad.
Soy el rocío que calma la sed a las mañanas.
Lágrimas de la noche que termina.
El agua del río
Y el vuelo entrecortado de la pena...
Me gusta volar con las mariposas
Y ser flor en primavera. La tierra húmeda
Y la raíz que hace crecer las hojas
Y nacer el fruto.
La mirada que se ata al horizonte,
La sombra de los árboles
Y la serpiente que se arrastra
En el espeso monte...

Hombre. Se ha ído, perdiéndose sin prisa
En el verde camino que se pierde al paso,
Y luego es huella.
Se ha ido y yo no le sigo. Para qué seguirle.
Sus huellas no conducen más que a lo inverso
De su ida. Se fué
Con su noble estatura a ningún lado...

Quise escribir con voz de viento
Y el viento mismo se empujaba hacia mí.

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