Cuando nos hacemos verso y melodía. Cuando las alas del amanecer anidan nuestro andar.
Y allá vamos, vestido de ése amor lejano que despierta a cada paso, en cada huella,
tras cada horizonte de ilusiones.
Viste las noches con su mirar de luna, con su acompasado vuelo: luciérnaga distante,
amor que se hace madrugada y rocío. Y en todo, amaneces en mí.
Y un sorbo de café, mientras la vida transita del presente al futuro, del pasado al presente;
dibujando el destino en el destino,
haciéndose camino el camino:
universo de amores y susurro.
Más allá de las palabras y el tiempo
nos espera el día
camino hacia el instante de otro instante;
y el beso, camino hacia lo eterno:
como un canto infinito de ternura.
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