Cuando los caminantes son parte del amanecer. Cuando todo aquello que nace, a gota de rocío,
despierta aquel vuelo de ilusión que nos lleva hacia la vida misma.
Y susurra el amor en la distancia, recorriendo el camino del anhelo como una fábula de besos,
de danzas de eternidad. O simplemente como un indescriptible suspiro de eternidad.
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