No solo son palabras, es sentimiento. Y el sentimiento tiene su propio alfabeto.
Su propia música.
La distancia se pierde en la mirada que vuela dulcemente, y se anida en los ojos de cada amanecer.
Dibujando horizontes, caminos, beso, susurro, canción.
Y se duerme el rocío, se van en la madrugada las luciérnagas.
Porque sale el sol, y el amor te busca y te llama por tu nombre.
Y te habla de lo eterno y del instante, de la sonrisa y la tristeza.
Del destino, te habla. Te habla del azar: del rodar de los dados;
de la carta que baraja los sueños y el futuro. Del presente, de lo que no se pierde entre la niebla.
Te habla de la mirada desnuda que se abraza a ti, mientras vuela el cansancio y el olvido.
No solo son palabras las palabras. También son vida y beso.
Melodía que danza en tu perfume y en tu expresión serena y adorable.
Y en todo, la vida.
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