miércoles, 13 de septiembre de 2017

Mientras tejemos amaneceres.

A temperatura de sueño, la ilusión despierta. Recorre el viento, como un respirar del alba.
Y en todo, la vida. Ir con todo aquello que le da sentido a la existencia. Dibujando horizontes.
Y le hablas al amor desde el amor. Lejos y cerca. La distancia se pierde entre susurros. Idilio y verso.
Esa melodía con nombre de mujer, que habita los caminos. Para que seamos universo y beso.
El sentimiento se mantiene vivo, como una música sublime y eterna, que nos entrecruza los dedos.
Abrazados en el temple que cabalga sobre el tiempo y la distancia. No como un concierto de suspiros.
Sino como un simple vuelo del sentir. Alimentando lo cierto y la mirada. Sin perdernos en el espejo.
Decir que somos aquel poema, que va de la palabra al querer. Y viceversa.
Qué decir, que no sea lo cultivado. A pesar de mil distancia, somos una canción. Melodía del viento.
En la flor de aquel sueño, despertamos...mientras tejemos amaneceres. 

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