Viene a ser poema. Vida que transcurre, como río que va al mar.
Como ilusión que seduce la distancia y termina en un beso. En un camino de dos.
Y el amanecer. Contemplando el tiempo y el idilio. El amor y el sueño.
Ambos a dos. Perdiéndose al encontrarse, y viceversa.
El horizonte se torna un espejo que acaricia el viento. La mirada a la intemperie.
Mientras ruedan los dados y el azar. El destino se acuna en el día a día. Seduciendo la luz.
Silueta que se hace eternidad; amor que se abraza al vuelo imperecedero de la búsqueda.
Buscar entre el pentagrama, entre el abecedario. Música y palabra. Habitar el vacío.
Barcas al mar, respirar al viento. Y ser lo amado, desde el amor. Camino y verso.
Así que ya nos lleva el día, allí donde soñamos. O simplemente donde solemos ir.
Anidar las palabras, y el oficio. En el presente todo fluye. Mientras anda el reloj.
Aroma de café, susurro de la ilusión en la ilusión. Como un trascender del instante.
Y todo aquello que nos hace lo que somos, cuando lo somos.
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