Pero es bueno ver salir el sol. En cada amanecer ver salir el sol.
Encontrarnos por completo con lo que solemos ser, con lo que aspiramos lograr.
Buscar lo amado, allí donde esté. Darle los buenos días y echar a andar.
La distancia se pierde entre el vuelo del alba, el amor florece entre mil madrugadas.
A veces en triste presente; en momentos, en alegre lejanía. A veces, solo respirando.
Porque así suelen ser las cosas, hasta que ocurre aquel respirar sopesado y nos encontramos
con nosotros mismo.
Y en ello, con todo lo que somos y queremos.
Vuelan mil golondrinas en cada suspirar, y todo lo cierto nos abraza.
Nos envolvemos en un universo simple, despertando allí la mirada primera.
Nos hacemos caminos entonces, para seguir entre versos y horizontes
Con la vida a cuestas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario