Y mil caminos, para llegar al hogar. Que a veces no está a la vista, o perdido en la memoria.
Tropieza la certeza en la búsqueda, los horizontes se bifurcan. Todo atrayente y seductor,
Con mil colores para anidar las miradas que somos.
Así, como la noche, nos hacemos luna y estrellas. Nos hacemos luciérnagas.
Así, como el sol, somos amanecer y rocío. Despedimos la madrugada, para hacernos camino.
Huellas de eternidad, volamos hacia lo soñado. Y viene la lluvia y la tormenta, y la calma.
Pero el buen o el mal tiempo no es el obstáculo. Tan solo no debemos dormirnos en el ir.
Pero ir sin prisa alguna. Entonces, todo aquel trayecto se hace parte del hogar buscado.
Del lugar que somos, rodeado de lo amado y lo necesario. Y una oración al viento.
Para que vaya en toda direcciones, tocando la divinidad de las cosas.
Y así, como amanece, amanece.
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