Los caminos del viento, respirando en el tiempo de un nuevo amanecer.
Vuelo de una eterna ilusión, deletreando el instante, mientras el sol saluda.
La distancia seduce al cielo azul, despiertan los amores vestidos de horizonte.
En lo que somos pervive la inocencia, como un torbellino de alfabetos intangibles.
Y allí, todo despeja las horas primeras. Una taza de café, la mirada perdida al encuentro del alba.
Y sin palabras, se dibuja el andar. Vuelan mil mariposas.
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