Aquel cantar que se hace amanecer, entre salir el sol y encontrarse ante el espejo de la vida.
Y en el reflejo del alba sonreír, echar a volar con los sueños de eternidad y distancia.
Saludar a plena alegría a la tristeza, en triste alegría. Beber de los labios del rocío.
Y rezar en pleno al instante. Hacernos música de aquel profundo regazo de verdad.
En lo que el amor florece, y la ilusión se abraza a la ilusión.
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