El esplendor del instante se describe. Como un amanecer eterno, que danza en el andar.
Y despiertan las cosas que suelen ser ciertas y amadas.
Sumergidos en la liviandad de un respiro, encontramos todo lo que somos tendidos al sol.
La distancia se abraza a la distancia, se enhebran los susurro. El amor se levanta.
Y en un impulso de la ilusión, nos sonríe la vida ante el espejo.
Saludan las sensaciones que aun despiden madrugadas.
Mientras se diluyen horizontes y versos. Poema del reloj.
Atravesar las dudas, como una luz que nace. Y allí, todo lo demás, con nombre de mujer.
Y tú y yo.
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