Si no es posible escribir ya sobre el nuevo amanecer. Entonces ya está.
Porque se hará alfabeto su andar cotidiano. Y nos hablará desde su silencio, de la vida.
El camino nos verá desde las huellas del paso anterior, y el horizonte.
El horizonte se posará en nuestra mirada ausente, con vuelo de aves y su eterno azul.
El amor se abrazará a nuestra ausencia, para encontrarse en sí. Como un rostro ante el espejo.
Negaremos el sentir inmenso, el recorrer la distancia, perdiéndonos en otros andares innecesarios.
Y dejar que se pierda el amar.
Y todo esto, para ver surgir el sol.
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