Mil palabras. Música del alma, tras cada amanecer.
Perderse a cada encuentro. Encontrarse en medio de la niebla. Y el sol que brilla.
Cuando el poema se hace vida, cuando la distancia se abraza a la distancia.
Y aquel susurro infinito, bordando sentimiento en sentimiento. Mientras anda el reloj.
Vocabulario e instante, que es camino. Fluir de corazones, amor de un día.
Así que, en el vuelo intangible, a cielo azul, nos hace canción del viento o melodía.
Entrecortado verso de ilusiones, tropezando en las dudas o en la fluidez del mirar.
Como una luz matutina, que dibuja la noche y la ternura. Para luego irse o volver.
Madrugada entre luciérnagas y rocío. Amores que seducen, a beso y canto.
Y en un sorbo de café, respira el alba.
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