viernes, 7 de julio de 2017

Y entre mil poemas.

Y entre mil poemas, un amanecer.
Perdiéndose al encuentro perenne del camino.
Balancea entre sueño y suspiro. En el tiempo incierto del abismo, por un andar de lenta prisa.
Se vuelve a su mirada, como un espejo de azul alfabeto.
Es aquel versear con olor a madrugada, escribiendo en su nombre la desnudez del alba.
Ya susurra el café entre sus cosas intangibles; sorbe, entre mil laberintos, la sutil esperanza.
Dejando ir el vuelo de un mar de mariposas, y El telúrico oleaje de flores y barcas, de luz y sombras.
Por un nuevo día, el amor se pierde en la sonrisa fértil del lejano horizonte.
Distancia de distancia...como un beso al destino.
El verso se enhebra a las cosas que abrazan pétalos y alfabetos, para hacerse regazo de música y ternura.
Y una oración al infinito, con voz entrecortada, por el sol que se anida en el mirar vacilante del andar.
Mientras todo se desliza, como un río hacia el mar de gaviotas y arena.
Desde el primer respirar al ocaso, lucero de la noche, amanecer...






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