Aquel arcoiris de miradas y colores. Que ya amanece.
Y entre palabras y silencios, sucede el instante.
Viendo salir el sol; viendo irse, entre mil madrugadas, la noche anterior.
Se escriben páginas y páginas de sensaciones, suspiros, anhelos, penas, alegrías. Y de otras cosas.
Cosas que aun no tienen nombre, pero que aletean (como maripositas danzantes) en todo nuestro ser.
Así, que echamos las redes al mar de la vida. Siendo barcas, también somos peces, y orilla, y arena...y caracolas.
Cuando suena la música del andar, se despliegan los sueños y los cantos.
A voz de eternidad, transitamos entre quehaceres y susurros. Y así vamos,
entre lo que pasa de largo, y lo que se abraza a lo que somos.
Sin perder el aliento, llegamos a cada fin, para empezar de nuevo. Y otra vez, y otra vez.
Ante el espejo, una sonrisa. Porque el camino llama, y el amor espera.
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